El Canal de Corinto es una vía artifical de agua de más de 6 kilómetros de longitud, 25 metros de ancho y más de 40 metros de altura, que separa el Peloponeso del resto de Grecia, y conecta el golfo de Corinto con el mar Egeo. Su inauguración tuvo lugar en el año 1893, aunque fue ideado ya en el 630 antes de Cristo, por el tirano Periandro de Corinto, aunque abandonó su intento por temor a la ira de los dioses. El segundo que lo intentó fue Demetrio I de Macedonia, en siglo III. En esta ocasión el proyecto fue abandonado tras un error en los cálculos de los ingeniros, que lo llevaron a pensar que inundaría toda la región.
El emperador Nerón, comenzó la construcción en el 67 antes de Cristo, utilizando 6.000 esclavos. Estuvo a punto de conseguirlo, pero tras su fallecimiento el proyecto fue abandonado por el que fue su sucesor Galba, por considerarlo demasiado costoso. No obstante, algunas de las tareas realizadas por Nerón, como el propio trazado, sirvieron para el actual canal.
También Julio César y más tarde Calícula, diseñaron planes para cortar transversalmente el istmo.
Después de la apertura del canal de Suez, el gobierno griego en 1869 promulgó una ley para "abrir el istmo de Corinto". Después de largas negociaciones, se inició la construcción el 5 de mayo de 1882. El canal se excavó sobre la roca del istmo de Corinto, participando en el proyecto 2.500 obreros. Se extrajeron 930.000 metros cúbicos de piedras y tierra. Por fin, finalizó la construcción de esta colosal obra. El Canal de Corinto es quizás una de las obras más espectaculares de ingeniería en el mundo, por su belleza, por su tamaño y sobre todo por su impresionante y milenaria historia.
A su finalización se consiguió un gran beneficio económico para la región, ya que creó una vía marítima entre el golfo de Corinto y el mar Egeo, salvando así a los barcos mercantes el tener que viajer a través de más de 400 kilómetros para cubrir estas áreas.
Unos 12.000 barcos cruzan el canal cada año.
